Es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de sí mismo.
La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, puede afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
Personas con buena autoestima:
- Son seguras de sí mismas
- Aceptan su edad cronológica
- En general están satisfechos con su persona
- Pueden tomar decisiones con facilidad
- Se sienten aceptados en su grupo social
- Aceptan de buena gana que les hables por su nombre y no por sus títulos universitarios
- Experimentan altibajos en su vida pero tienen recursos para superarlos
- No fácilmente se dan por vencidos
- Se comportan frente a los demás como son en realidad
- Sienten ser dignas de aprecio y respeto
- Se sienten tan capaces de realizar cosas tan bien como la mayoría de la gente
Personas con baja autoestima:
- Sienten que no tienen mucho de lo cual estar orgullosos
- Se sienten fracasados
- Se apoyan mucho en sus títulos universitarios para que vean que son “alguien” (en realidad en una máscara)
- Se sienten unos inútiles
- No se consideran “buenas personas”
- No se sienten dignos de aprecio
- No poseen habilidades asertivas
- Son vulnerables a las faltas de respeto de otros
- Se expresan negativamente de ellos mismos
- Desearían intensamente ser otras personas
- Tienen tendencia a la codependencia
- Pueden tener tendencia a buscar constantemente la aprobación de otros (aquí entran los perfeccionistas)
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